
La lucha libre es tradición, misticismo y todo un ritual con
sabor a espectáculo familiar. Seas rudo o técnico, las llaves, los vuelos, la
lucha a ras de lona, los sillazos, las mordidas, terminan por envolverte en su
magia cargada de euforia y adrenalina; y te provoca hacer acopio de energía, y de pronto en un despliegue inesperado casi épico interpretas la típica canción de viento... recordando el diez de
mayo, esto conjugado con risas y ademanes. (Raúl Mondragón)