POÉTICA


Acariciando el instante.

Por: Raúl Mondragón

Siempre espero la existencia de un suspiro de fulgor deslumbrante, de un arcoíris que solo tiene fuga en tus manos, de una suave caricia de tus labios, o el deleite en la sonrisa de tu ser; en donde encuentra refugio  el sentimiento impetuoso de mi creer.

Mi esperanza crece al percibir la corriente impaciente de tu halito, y en un instante,  ya no se escucha el sonido del suspiro distante, en los momentos de fragilidad  solitaria; tu presencia irrumpe  en la visión marchita, colmando  una realidad infinita.

Se transforma la habitación del recuerdo, es el deleite por lo anhelado, instante de alcance cuando en lo finito me desbordo a lo inusitado, alcanzando  la dulzura de una mera forma de existencia, apartando la mente del núcleo de mi sustancia.

Cuando alcanzo este éxtasis, en la materia de este cuerpo vacio por tu ausencia, pretendo consumir  mis pensamientos en tu tierna fragancia;  tal vez solo quiero acariciar  el instante en respiraciones  de vida que no volverán,  y así  despejar el cielo de  mi mente.  

Una pequeña partícula  me precipita a la honda utopía de mi conciencia, es una manifestación sin cesar que llenas con armonía, es tu céfiro la esencia  vivificante, inundando de movimientos  trémulos y perennes mi corazón,  fulminando  las  ideas  anulando la razón.

Cuando el momento llega, esa negrura es el infinito ante mis ojos un firmamento de luminarias cayendo como abrojos en el cosmos interior de mi pecho, comprometiendo la sensibilidad de mis sienes que declaran  facundias locuaces; que cual alquimista  inventa el elixir de los instantes.

Acariciemos el instante en coincidencias de tiempo que no volverán,  vayamos tras las ondas del recuerdo, cual formidables murallas  grabadas,   se muestran refulgentes en lo profundo de cada  fragmento de los sueños siempre etéreos, siempre halagüeños.


© Juan Raúl Mondragón Patiño. Prohibida su reproducción parcial o completa sin la autorización expresa del autor.





Si el pensamiento…

Por: Raúl Mondragón

Si el pensamiento fuera el deseo, si la mirada un destino,
Si tu sonrisa fuera mi vida, si tus labios mi aliento, encontraría la solución a la impaciencia dentro de mi existir.
Si estuviera junto al rio de tu vida a las ondas que producen allí tu voz, ahí me perdería en frenesí por la delicadeza de tu piel.
Si tuviera el cristal de tu alma en mi luz interior
Si desprendiera una caricia sublime de tu existencia.
Si en mi escondite, tuviera la sensación de tu semblante
Si en cada rincón de mi pecho, encontrara el apacible tono de tu voz.


© Juan Raúl Mondragón Patiño. Prohibida su reproducción parcial o completa sin la autorización expresa del autor.

Fuera de mí…
Por: Raúl Mondragón

Radiantes momentos de amanecer y despertar a tu forma…
Cuando desafío la gravedad del cuerpo y entiendo los movimientos abstractos de tu cabello sobre el hermoso recuerdo de tu presencia, las angustias se disipan, el gozo entra en las sienes.
Se agita mi vida al destino del suave perfume de olor profundo, de extracto de tu ser.
Cuando llegue la armonía que le brinda el latir de nuestros pechos  el calor de las manos.

© Juan Raúl Mondragón Patiño. Prohibida su reproducción parcial o completa sin la autorización expresa del autor.



DENUNCIO...
Raúl Mondragón.

Hoy plasmo en tinta lo que mi corazón te ha dicho tantas veces, pero que mis labios no pronuncian por temor a romper ese momento de silencio venerante.

Acuso firmemente y con motivo al compás del tiempo arrogante, que ensordece con su va y ven las palabras dulces y amenaza con ahogar el éxtasis de nuestros instantes.

Denuncio públicamente a la lógica que con sus trampas verbales, cierne sobre nosotros una oscura vestidura. Como arena movediza hunde los sentimientos sin que haya escape.


© Juan Raúl Mondragón Patiño. Prohibida su reproducción parcial o completa sin la autorización expresa del autor.

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