miércoles, 7 de marzo de 2012

EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS… NUNCA

Por. Raúl Mondragón

El medio de sostén de la iglesia (IASD), es adoptado del sistema levítico del diezmo, como un método sólido y eminentemente bíblico. De esta manera los miembros llevan voluntariamente sus diezmos, para que haya suficientes fondos en la Iglesia (Malaquías 3:8-10), la finalidad es proveer para las necesidades de su ministerio, y así financiar la proclamación del Evangelio.

Sin embargo los cristianos agradecidos no pueden limitarse a la entrega del diezmo, también debe haber “ofrendas voluntarias”, pues se necesitan para construir y mantener iglesias, establecer instituciones que demuestren el significado practico del evangelio [1] . Pablo lo expresa así:

¿No saben que los que sirven en el templo reciben su alimento del templo, y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar? Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio. 1Co 9:13-14 NVI

En resumen todo ello está sustentado en la mayordomía cristiana de las posesiones; cuyo propósito es  recordar que toda bendición material procede de Dios.

Suena sencillo y admirable ¿verdad? Pero hay algo que me ha sorprendido siempre, y es la multiplicidad de la ofrenda; por ejemplo existe: la de gratitud, la misionera, la de decimotercer sábado, el fondo de inversión, recolección anual (esta ultima, si bien no es ofrenda como tal, la idea es aportar dinero) etc.; esto sin mencionar los planes de la iglesia local, como proyecto especial, fondo para pobres, ofrenda para el menesteroso que llega por casualidad a la hora del servicio y, la lista sigue; evidentemente a todas ellas hay que favorecer, o cuando menos tratar.

Solo basta observar un culto normal de sábado: Ofrenda de Escuela Sabática, ofrenda para las áreas infantiles, ofrenda en el rincón infantil, y durante el culto, pues los diezmos claro está, y nuevamente ofrendas, es decir si no proveyeras en una ,no hay que preocuparse,  pues existen una decena de oportunidades para desprenderse de esa inverosímil cantidad, que trae en la cartera. En general, se trata de todo un arte, muy sagaz, desde mi punto de vista, para “meter la mano en el bolsillo” de los miembros.

Si no está convencido analicemos por ejemplo, “la ofrenda de gratitud anual”, en donde en ocasiones, incluso se han fijado cuotas, por persona para lograr un blanco y paradójicamente, por otro lado, derrochan inútilmente en publicidad impresa (colectores, trípticos, volantes, videos promocionales, etc.) para promover la misma. En fin la estrategia, para reunir ofrendas más bien parece una “de indulgencias”; por el acoso sistemático a lo largo del año.

¡Indulgencias u Ofrenda!
Seguramente todos hemos oído la palabra “indulgencias”, y al escucharla vienen a nuestra memoria las pugnas entre Martin Lutero, y los reformadores del siglo XVI, en contra de la Iglesia de Roma. Y es bien sabido que Lutero, rechazó todo el sistema complicado sacramental de la Iglesia Católica medieval, ya que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias".

¿Pero en que consiste una indulgencia? La etimología latina de la palabra nos situara para comprender su alcance; viene del verbo en latin “indulgeo” que significa “ser indulgente” y también “conceder”. La indulgencia consiste entonces en una forma de perdón que el fiel obtiene en relación con sus pecados por la mediación de la Iglesia (católica).
Es como una especie de indulto, un perdón gratuito, de estas penas temporales; que son resultado del pecado, ya perdonado. [2] ¿Pero tendrá algo que ver con las ofrendas? La respuesta es sí, al menos en cómo se han venido practicando.

Porque en la mayoría de las ocasiones cuando se tiene necesidad de “pedir ofrendas” y la famosa recolección anual, hay todo un ritual: se establece un “lema” cual campaña política, con su respectivo “himno de batalla”, una estimulación a los feligreses en base a premios, (como si fueran vendedores), y lo más sobresaliente, como el común denominador, es la manipulación con “mensajes supuestamente bíblicos”. Todo está parafernalia hace creer, al miembro de iglesia, que al contribuir en y con ello, se favorece el avance de la obra, e incluso se predica que esto prácticamente equivale a compartir el evangelio. En este sentido Lutero fue muy enfático al declarar en su tratado sobre la indulgencia y la gracia en 1518:

“La indulgencia se ha autorizado en atención a los cristianos imperfectos y perezosos, que no quieren ejercitarse con valentía en las buenas obras, o a causa de los rebeldes. Como la indulgencia no anima a nadie a enmendarse, sino que más bien tolera y autoriza su imperfección, no se debe hablar en contra de la indulgencia, pero tampoco hay que aconsejársela a nadie."[3] 

En términos llanos, es como afirmar: "¡ya estas perdonado, solo necesitas contribuir con tu dinero y te evitaras el testificar y el arduo trabajo misionero!". Por ello, las ofrendas requeridas así, suena a una especie de indulgencia; es decir al promover que con solo contribuir económicamente, compartimos el evangelio es algo absurdo y una verdad a medias; si bien es cierto que "puede" favorece el avance del evangelio, esto no implica que con ello esquive mi responsabilidad personal de cumplir el mandato de Jesús (Mateo 28:19-20); solo  favorece en algunos "cristianos", la apatía y pereza , proveyendoles una “zona de comodidad”; y aquí no se trata de obras “hacer”, porque no se trata de obtener favores de Dios, se trata de cumplir mi parte, la cual no implica ser necesariamente un misionero o pastor. Elena G, de White menciona que:

“Sentados al lado del hogar pueden, si son humildes, discretos y piadosos, hacer más de lo que podría hacer un ministro ordenado para satisfacer las necesidades reales de las familias”. [4]  

Alguien pensara que en el Nuevo Testamento hay quien apoyaba solamente con sus medios  económicos, la predicación del evangelio; en realidad esto no es tan claro, teniendo en cuenta el contexto social, de persecución y pobreza; detrás de cada historia de apoyo económico se puede notar la motivación de ese momento, usando palabras de Richard Halverson:

“El evangelismo nunca pareció ser un ‘problema’ en el Nuevo Testamento. Esto es, uno no encuentra a los apóstoles urgiendo, exhortando, reprendiendo, planificando y organizando programas evangelísticos… ¡El evangelismo sucedía! Emanaba naturalmente de la comunidad de creyentes como la luz emana del sol; era automático, espontáneo, continuo y contagioso.”

Desde mi punto de vista toda esta motivación absurda,con la que se pide la participación en las ofrendas es derivada de una deficiente administración y “presión totalitaria”, un síntoma inequívoco de la institucionalización denominacional.

¿Qué es más importante dar dinero ó dar testimonio?
Las dos, cosas son importantes evidentemente y para ser honesto forman parte de un evangelismo integral, porque con ellos se atienden los diferentes aspectos de la persona. Son las dos caras de la misma moneda, David F. Burt lo expresa así:  "... en principio no debemos despreocuparnos por las necesidades materiales del hombre aduciendo motivos evangelísticos, ni debemos desatender la predicación del evangelio por nuestras obras de caridad”.[5]

Sencillamente estas responsabilidades tienen que darse en el ámbito de la otra. Sin embargo vendrán momentos en los que, ni tendremos el dinero ni el tiempo, ¿que nos quedara entonces?

Conclusión
El dinero es un mal necesario, y la iglesia como institución lo necesita, es casi indispensable, para el avance de su obra, en un entorno tan complejo como lo es nuestra sociedad, no obstante necesitamos comprender que “el fin no justifica los medios” nunca.

Si somos consecuentes y francos con nuestro compromiso, seguramente vendrán momentos de conflicto y tensión en los que necesitemos la dirección del Espíritu Santo para saber cómo utilizar bien nuestros recursos. Lo que es muy obvio es que en lo referente a las ofrendas son y deben ser voluntarias, nadie debe coaccionarlas.

El evangelismo, no es un programa dentro de la iglesia, llámese recolección u ofrenda, sino una forma de vida.
Solo podemos pensar en una evangelización completa, en el contexto de una preocupación sincera e integral del individuo.

Referencias:
[1] Creencias der los Adventistas del Séptimo día (Publicaciones Interamericanas Nampa, Idaho 2006 pag 303-304.
[2] http://www.es.catholic.net/temacontrovertido/331/1608/articulo.php?id=23003
[3]http://www.iglesiareformada.com/Lutero_Indulgencias.html ver Punto 14.
[4] Servicio Cristiano Asosiacion Publcadora Interamericana, 1992 Miami Florida, 142
[5]¿Y Cómo creerán…? Manual de evangelización.(CLIE, TERRASA, España,. 91)

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