viernes, 20 de noviembre de 2015

DE HECHO ESTA ES LA LEY Y LOS PROFETAS





Por: Raúl Mondragón

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente?  (Mateo 7:7-10 RVA 60)



Este texto tomado de forma aislada y literal, parece indicar que todo lo que el “creyente” o ciudadano del reino necesitan pueden recibirlo con sólo pedirlo. Incluso ha sido muchas veces usado como texto prueba de que uno puede pedirle a Dios “cualquier cosa”. ¿Pero qué es lo que realmente indica este pasaje?





Jesús ya en el capítulo 5 está exponiendo los altos ideales del reino de los cielos (5: 21 al 7: 6), y específicamente en los versículos (7: 7-12) presenta los medios por los cuales los ciudadanos de su reino pueden hacer que estas ilustres virtudes sean parte de su vida. En el contexto inmediato, al principio del capítulo muestra un imperativo "No juzguéis para que no seáis juzgados” (ver 7), sin ahondar mucho en el versículo solo diré que: Jesús se refiere al hecho de juzgar las intenciones de otras personas, no al hecho de juzgar si sus acciones son buenas o malas. Sólo Dios es competente para juzgar las intenciones de los seres, pues conoce el interior.



Y los subsecuentes versículos aclaran por qué no se debe juzgar. En síntesis se trata a todas luces de reglas de convivencia entre los creyentes, en donde se presenta la actitud apropiada y el motivo de los cristianos para corregir y exhortarse unos a otros.



 Con el versículo siguiente: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas, y volviéndose os despedacen."(6), advertiremos quizás un obstáculo, por lo problemático que pueden resultar los términos usados: “perros y cerdos”. Puesto que no es el propósito explicar a detalle, podemos inferir de acuerdo al análisis experto, que aquí habla acerca del evangelio y la reacción de quienes no está preparado para recibirlo, y unos responderá con violencia y otros lo despreciaran. De manera precisa lo expresa Elena de White:


“Jesús se refiere aquí a una clase de personas que no tiene ningún deseo de escapar de la esclavitud del pecado. Por haberse entregado a lo corrupto y vil, su naturaleza se ha degradado de tal manera que se aferran al mal y no quieren separarse de él. Los siervos de Cristo no deben permitir que los estorben quienes sólo consideran el Evangelio como tema de contención e ironía. A lo último es la relación de los creyentes con el prójimo a la luz de las buenas nuevas. (2)




Recapitulando. Podemos advertir dos asuntos: 1. El mandato de juzgar, para no ser juzgado se trata de relaciones de armonía entre pares, 2. En relación a la proclamación del mensaje, donde nadie debe ser excluido se debe tratar con cautela, identificando quien lo desdeñara y quien reaccionara con violencia. En este punto aparece los versículos:


  "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá ( vers.7)


Hay que señalar que Jesús reconociendo la imposibilidad de que los pecadores por sí mismos puedan alinear su vida según los principios de la ley divina, indica a sus oyentes la fuente de poder para la vida cristiana: Dios. Y lo explica de manera extraordinaria en la relación padre-hijo:


 ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden? (8-11)


No solo muestra el contraste entre Dios bueno y hombres malos. Evidentemente además de presenta el propósito de la oración para cada creyente: Relacionarse con Dios de la manera como lo hace un padre con su hijo. Nuevamente la idea del capítulo son relaciones.


Queda claro que no se trata de un sermón entorno a la oración, y mucho menos sostener desde la perspectiva del texto prueba, que se trata de una promesa. Siendo honestos al estudiar el paralelo en Lucas 11:13 sabremos que lo único conveniente para pedir es “el Espíritu Santo" (que aparece en lugar de "buenas cosas"), y que según algunos eruditos podría significar "los dones" dados por el Espíritu Santo.


El siguiente versículo es muy contundente: “Así que… (Concluye)


“Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.


Es muy interesante que este pasaje concluya con la llamada regla de oro. ¿Y de que se trata la regla de oro? Esta resume las obligaciones de la segunda parte (tabla) del Decálogo y es otra expresión del gran principio de amar al prójimo (Mat. 19: 16-19; 22: 39-40; 1 Juan 4: 21). En otros términos no podía faltar la cereza de pastel: “De hecho esto es la ley y los profetas. Jesús está diciendo “No es algo nuevo; es la esencia misma de la ley tal como fue dada mediante Moisés (Torah), y todo lo que escribieron los profetas: Amaras a Dios y a tu prójimo como a ti mismo.



 Conclusión.


Esta sección ha sido entendida o usada para justificar “la manera” de como orar, es decir : Pidiendo, buscando, llamando. Siendo que el contexto ofrece una mirada más profunda, se trata de consejos prácticos, que enmarcan la ley de Dios, que no es otra cosa que un cerco protector de las relaciones entre Dios y los seres humanos. Tal y como se puede leer en el Comentario Bíblico Adventista: La prueba de la autenticidad de la religión es la manera como el cristiano trata a sus prójimos (1 Juan 4: 20; Mat. 25: 31- 46).





Refereencias:

[1] El que Jesús se refiera a algunos seres humanos como "perros" o "cerdos" ha causado gran consternación entre los comentaristas. Ambos animales eran considerados malos y repulsivos en la sociedad en que Él William Hendricksen escribió en su comentario sobre Mateo, "Esto significa, por ejemplo, que los discípulos de Cristo no deben llevar incesantemente el mensaje del evangelio a aquellos que los desdeñan" (p. 359)


[2] Discurso Maestro  de Jesucristo  110.1 


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