Por: Raúl Mondragón.
“Nada hay en el mundo tan común como la ignorancia y los charlatanes”. Cleóbulo de Lindos (1)
Palabras muy duras y temerarias, pero que cobran fuerza, cuando se escuchan frases como las que recientemente escuche de labios de un flamante predicador que iniciaría su semana de evangelismo esa misma noche lo siguiente: "Hermanos la semana pasada escribi cada uno de los sermones que compartiré, estudie mucho hermanos. ¡Así que tendremos pan calientito!"
Permítame explicar por qué aplican la frase del filósofo griego. En cuanto escuche esto vino a mi mente la imagen de cierta tienda de conveniencia(2), que se caracteriza por la venta de: “Pan Calientito”… recién hecho; y efectivamente con un diseño, estandarizado (lay out) un horno eléctrico, se yergue prácticamente al centro de la tienda; ahí se puede observar el proceso, por una ventanilla del horno que advierte de su temperatura elevada.
Como amante de la repostería y demás, me quede mirando el extraordinario aparato en cuestión, pero específicamente el pan del interior; para ese momento solo se veían masas pálidas que vibraban de manera constante, mientras la temperatura hacia lo suyo; para mayor asombro tan solo pasaron unos 3 minutos y el color empezaba a cambiar, ya se podían distinguir las variedades horneadas de pan. De su sabor… bueno , debo decirles que no pasa la prueba del sabor.
No puedo evitar hacer en mi mente una suerte de analogía por la expresión lanzada por este ministro ¿qué clase de sermones se pueden producir, de un día para otro?¿Realmente se pueden producir así de rápido los sermones, que habrán de alimentar a el auditorio? La respuesta es obvia, ese pan instantáneo resultara muy insípido y aun puede causar problemas para digerirlo, esto siendo optimista; porque lo más seguro es que muy pocos recuerden tal pan (mensajes y o sermones) hechos al vapor.
Pablo dice a los Corintios: "No entregué mi discurso y mi predicación en palabras persuasivas de sabiduría, sino que en demostración del Espíritu y de poder". (1Corintios 2:4)
Son muy claras su palabras, revisando aplicaciones a este pasaje encontré uno muy aleccionador para aquellos que disfrutamos la predicación:
"A los predicadores se les debe enseñar a producir sermones que sean una fiel exposición de lo que dice la Escritura. Además, los sermones deberían estar libres de ampulosidad y anécdotas que nada tienen que ver con el pasaje bíblico que se discute. Finalmente, los predicadores deberían ser capaces de comunicarse y relacionarse bien con la gente a la que tienen que ministrar la Palabra de Dios".
Honestamente lo leí varias veces y comencé a plantearme, ¿cuál es mi propia experiencia como predicador? ¿Qué clase de pan estoy horneando y ofreciendo para degustar a mis hermanos?
Indudablemente es urgente un estudio diligente y concienzudo, fuera de dogmas, prejuicios y todo vicio que ha hecho que aun los propios pastores sucumban ante la producción instantánea en lugar del sincero estudio de la Palabra de Dios.
(1) Filósofo griego. Uno de los siete sabios de Grecia.. VI a. C.-s. VI a. C.. Fuente: http://es.wikipedia.org/
(2) Se llaman tiendas de conveniencia a los establecimientos con menos de 500 m², con un horario comercial superior a las 18 horas, un periodo de apertura de 365 días del año. De ahí el nombre popular de 24 horas. Fuente: http://es.wikipedia.org/
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