Cuando la crisis llega a nuestras vidas, es común que algunos creyentes entre otros consejos nos digan que: Busquemos refugio en Dios...(buen consejo, pero suena a frase circunstancial), que no debemos dudar de su amor, que no le preguntemos el ¿porque nos sucede esto o aquello?, que en lugar de eso le preguntemos ¿Señor que quieres que aprenda?...
Por mas bien intencionadas que sean las frases o lo bien que suene, la realidad es que en medio de ese momento de aflicción,eso no nos consuela para nada, y nuestra primera razón es confrontar a ese Dios que nos ha dado la espalda o sencillamente ya no escucha.
Por extraño que parezca, el ser humano busca siempre a quien culpar del sufrimiento, y pareciera "natural" reclamare a Dios. O en otras tantas ocaciones nos preguntamos ¿que hice mal?
Honestamente no se si es adecuado o no, si es falta de fe o conocimiento o simplemente es una reacción derivada de mi trasfondo (cultura y el folklor cristiano). Lo que si percibo aun en medio del reproche es la mirada del Señor sufriendo conmigo, "tolerando" mi rabieta...casi puedo mirarlo... extendiendo sus brazos y diciéndome: Hijo te entiendo...no es tu culpa, pero tampoco la mía, saldremos de esto juntos"
Al final me digo a mi mismo lo que muchas veces olvido: Soy un frágil ser... este mundo esta caído, esta en medios de una guerra y muchos, muchos.. saldremos heridos. Por lo tanto mi oración al final es: ¡Ven pronto Señor Jesús! y dame sabiduría para aceptar lo que mi mente no alcanza a comprender.
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