Por: Raúl Mondragón.
"Como ya tienen esas promesas, esfuércense ahora por mejorar su vida así: a la fe, añádanle buena conducta, a la buena conducta, añádanle conocimiento. Al conocimiento añádanle dominio propio, al dominio propio añádanle servicio a Dios, al servicio a Dios, añádanle afecto a sus hermanos en Cristo y a ese afecto, añádanle amor por todos”. (2 Pedro 1:5 PDT)
Lamentablemente muchos cristianos viven frustrados, por que se evalúan en base a esta "escala de virtudes"; sin entender que se trata de un proceso , el cual es diferente en cada creyente, y caen victimas de su propio perfecionismo.
En este texto "La lógica de Pedro es que siempre a la vida tenemos que agregarle algo que le dé un sentido no estático. En la vida cristiana nunca nos graduamos. Siempre estamos en crecimiento". (Miguel Ángel Nuñez) Dado que los cristianos cuentan con estos recursos (el poder y las promesas), Pedro destaca la importancia (poniendo todo empeño) de la meta y enumera los pasos para alcanzarla; comenzando por la fe y terminando en el amor.
En este punto es indispensable recordar que el hombre no tiene en sí la capacidad para participar de la naturaleza de Dios, esa potencialidad sólo se puede hacer realidad en Jesucristo.
Recordemos que la suma de virtudes que añadan valor a nuestra vida y se traduzcan en hábitos que nos permitan crecer es lo que permitirá llegar a formar un verdadero carácter cristiano (Carácter de Jesús). En síntesis como diría una apreciada amiga y escritora : "La meta advierte un proceso, y ese proceso siempre en brazos de Cristo".
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