Por: Raúl Mondragón.
"Así lo juró a Abraham nuestro padre: nos concedió que fuéramos libres del temor, al rescatarnos del poder de nuestros enemigos, para que le sirviéramos con santidad y justicia, viviendo en su presencia todos nuestros días". (Luc 1:73-75)
Reflexionando en esta porción Bíblica, puedo percibir todo el amor y la misericordia de Dios. Su esfuerzo y dedicación en nuestras vidas, aún en medio de las circunstancias que atravesamos. Ellas se convierten en un reflejo de su amor y son la evidencia que Él no descansara hasta hacer un trabajo perfecto en nuestra vida. Aún que no lo comprendamos. Dios quiere que confiemos y le adoremos en libertad.
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