Por: Abel Meza
“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano” Proverbios 18:24
A través de la vida de cristiano, se observa algo muy contradictorio; me refiero a que conocemos a muchos hermanos, algunos de los cuales no hemos visto nunca más, pero ¿Cuántos de ellos han sido verdaderamente amigos? Yo nunca habría pensado que la amistad es un paso más allá de la hermandad, sino hubiera leído este hermoso proverbio.
¿Cuántas veces pasamos juntos con hermanos al calor de la Palabra de Dios, de oraciones o de situaciones tan cotidianas como convivencias, paseos, reuniones, etc., etc.? Nos abrazamos, nos juramos lealtad, lloramos juntos, pero ¿Qué quedó de todo eso? sabemos que están enfermos, que están en necesidad y solo nos limitamos a decir "orare por ti" suena como una frase gastada que solo aquieta nuestra conciencia, la oración debe de estar acompañada con la acción, somos las manos, los pies, los ojos de cristo !! ayudémonos unos a otros!!
Esta realidad que todos, sin duda hemos vivido, me trae a la memoria el pacto de amistad que establecieron Jonatan y David (1 Samuel 18:1-3)
Es verdaderamente sorprendente el grado de amor y lealtad que cimentaba dicha amistad. Tanto así, que por un lado las presiones del siniestro Saúl no lograron socavar los lazos de hermandad que Jonatan tenía con su amigo David. No prevaleció el vínculo consanguíneo por sobre la amistad.
Por otra parte, el verdadero amor y la verdadera amistad que David tenía con Jonatan, queda claramente expresado en esa entrañable declaración: “ Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatan, que me fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres” 2Samuel 1:26
La amistad puede más que el solo llamarse hermano como dice el proverbio citado arriba. Nuestro Señor Jesucristo, dijo “Ya no os llamaré siervos...pero os he llamado amigos” (Juan 15:15) ¡Qué grado de solemnidad y seriedad tiene este término!
Amados hermanos, que la gracia de Dios nos ayude a tener amigos dentro de nuestras iglesias. Que todo no sea como una rutina fastidiosa de “conocidos” que se reúnen un rato a leer la Biblia y otras cosas mas. Que podamos demostrar amor con abrazos verdaderos y ósculos santos entre nosotros. Que rompamos aquella gélida actitud religiosa y proselitista que está invadiendo a las iglesias. Seamos más que hermanos y cultivemos la amistad verdadera y fiel sobre los cimientos del amor y la lealtad hacia Cristo y entre nosotros. Amén.
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