Nota por Raúl Mondragón: Mucho hemos escuchado y algunos enseñado que la oración es: la forma o manera de relacionarnos con Dios. Pero sinceramente al escuchar la mayoría de las oraciones audibles, hacemos todo menos eso. Algunas son muy elocuentes y formales que suenan más a discurso que conversación ¿Dónde quedo aquello de hablarle como a un amigo? Me pregunto ¿Quién nos entiende?; como si quisiéramos impresionar a los demás, como percibimos a Dios y cuanto sabemos de su Palabra. Se nos olvida que Dios es un Padre amante ¿Y en lo privado como serán?. Comparto pues, esta extraordinaria reflexión, con una visión mas cercana al vinculo que hay entre la fe y la oración.
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CALCETINES Y CALZONCILLOS
CALCETINES Y CALZONCILLOS
(Por Abel Meza)
Si alguien me
preguntara cuál es la enfermedad que afecta a gran parte de la juventud
cristiana, diría que es el legalismo de la mente.
Hay una gran cantidad
de personas que no se permiten pensar o crear, o no quieren, lo que es peor.
La gran mayoría tiene
un montón de sueños, pero no logra concretarlos porque su mente no se lo
permite. Y cuando hablo de mente, me refiero a esos dogmas que solo cumplen la
patética función de limitar el futuro y la creatividad.
Hace poco un
entrevistador de una radio me dijo que si como había podido concretar las
grabaciones que tenía.me pregunto si yo tenía personas que me patrocinaban para
hacer mis grabaciones o que si tenía el dinero suficiente para hacerlas, Solo
Dios sabe cómo nos ha costado tiempo y esfuerzo, tanto a mi esposa como a mis
hijos. Días sin estar en casa, desvelos, cosas que quieres pero que te limitas
por el amor de hacer algo de calidad para la gloria de nuestro Dios.
En este tiempos de
giras, campañas, conciertos en iglesias y sobre todo "sueños hechos
realidad y muchas bendiciones", jamás he tenido un patrocinador o un
equipo de empresarios que corren con los riesgos financieros. !!Todo es a base
de oración y fe!!
¿Cómo lo hacemos?, con
dos premisas esenciales: confiando siempre en el señor y no ponernos ningún
tipo de limitación mental.
Recuerdo que hasta que
tuve diez años, en cada Nochebuena o día de Reyes me regalaban mandarinas, cacahuates
,calcetines y calzoncillos.
- Son muy útiles, hijo
-decía mamá-.
Era lo que se podía
hacer con una familia de nueve hijos y el pequeño presupuesto de aquel
entonces. Nunca algo divertido. Un día un tío querido por todos nosotros me
dijo que me regalaría lo que quisiera. Lo que pidiera. Lo soñado estaba al
alcance de mi mano, pero mi mente estaba muy acostumbrada y limitada al
presupuesto familiar.
- ¿Dos calzoncillos?
-le pregunté.
Mi tío se echó a reír,
y entonces me regaló un carrito de control remoto.
Es que mi mente solo
estaba preparada para ambicionar calcetines y ropa interior.
Hay mucha gente que
mantiene esa relación con el Señor. Su mente está tan limitada a lo escuálido,
que no saben pedir, no se permiten soñar, crear o pensar en grande.
Disfrazan su estrechez
mental de espiritualidad y oran: “Señor, no te pido mucho, solo quiero servirte
en lo poco, en humildad, aunque sea en algo pequeño”.
Los “aunque sea” siempre fueron los peores enemigos de lo mejor.
Los “aunque sea” siempre fueron los peores enemigos de lo mejor.
Cuando descubrí que mis
sueños y anhelos podía ser realidad, yo le pedí de rodillas y con fe de
servirle y de hacer cosas grandes para EL. Cuando supe que las limitaciones
solo estaban en mi mente, y descubrí que Dios era más grande que mi
presupuesto, ya no hubo pensamientos de mediocridad sino de hacer lo mejor para
Dios costara lo que costara "porque es para EL".
Aún recuerdo aquella
oración inicial. Reconozco que fue algo infantil. Le dije:
- Señor, tú dices que
la mies es mucha y los obreros son pocos… te propongo que me des la oportunidad
de que mi sueño se vuelva realidad te quiero servir con el canto y predicar tu
palabra a muchos !a todos los que pueda alcanzar!
¿Por qué pedir algo
pequeño, teniendo frente a mí al Dios de lo mejor?
Ese es el gran secreto:
cuando Dios quiso inspirar a Abraham para que tuviera un hijo, le mostró las
estrellas y le habló de multitudes. Es que nuestro Dios siempre será mucho más
que calcetines y calzoncillos.
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