jueves, 22 de marzo de 2012

LA ONDA DEL FUTURO

Por: Raúl Mondragón
Alguna vez vi una presentación que se titulaba “Grupos pequeños la onda del futuro”. Aunque parezca burda la comparación, esto me hizo recordar que en los años 90´s existió una moda, bueno ni siquiera puedo decir que fue una moda porque pocos la usaron; el hecho es que un dúo de rap llamado “Kriss Kross”, intentaron volverse “famosos”, porque trataron de ser creativos en su vestimenta, así que simple y sencillamente se la pusieron al revés; aún recuerdo haber visto en la calle a jóvenes vestidos así, tan solo de imaginarme lo incómodo y ridículo de la escena aún me da risa.

Es un hecho, que desde hace siete años aproximadamente, se ha promocionado el método de “Grupos pequeños”, en las IASD, como el elemento que llevara al éxito el trabajo misionero y dar cumplimiento a “id y predicar el evangelio a toda nación”. Pero aún, esa "onda del futuro" no se ha impuesto. Año tras año es común escuchar el  mismo argumento gastado: “Este año trabajaremos con grupos pequeños... Ya sabemos que no han funcionado... pero este año si… porque nos hemos propuesto formarlos de la siguiente manera... ¡así que sera todo un éxito!". 
Discursos como este suenan en muchas iglesias, en México (he estado en varios estados y es lo mismo). ¿Pero porque no funcionan? No intento de ninguna manera exponer los resultados de una investigación (no lo es) sobre el porqué no funcionan, tan solo aportar mis subjetivas opiniones. Lo cierto, es que al tratar de ser innovadores y creativos, en cuanto a los métodos de evangelismo, hacemos justo lo que los jóvenes de Kris Kross, "ponerlos al revés" y el resultado es incomodidad y frustración.

A continuación expondré, lo que a mi juicio, son errores y oportunidades sobre este método, que califican como de exitoso y que ha resultado todo un dolor de cabeza al interior de la congregación. 


Tiene sustento Bíblico.
La idea de los grupos pequeños desde luego tiene una base bíblica y la encontramos en Hechos 2:41-47, y además, sobre la conocida cita de la Sra. White, se le enfatiza como un método exitoso:


La formación de pequeños grupos como base de esfuerzo cristiano, es un plan que ha sido presentado ante mí por Aquel que no puede equivocarse. Si hay un número de hermanos en la iglesia, organícense en grupos pequeños, para trabajar no solamente por los miembros de iglesia, sino por los no creyentes también”.[1]


Muy claro el consejo, y si nos ponemos a mirar la cantidad enorme de manuales, instructivos, seminarios, seria muy edificante; sin embargo existen tres aspectos básicos muy importantes, que se han ignorado por completo: 1. Los líderes. 2. El propósito del Grupo 3. Permanencia.

Los lideres
En primer lugar uno de los graves errores, que se cometen, es pretender involucrar a toda la iglesia, esto nunca funcionara; porque existen diferentes intereses y motivaciones. No obstante es muy peculiar observar el intento de enrolar a toda la iglesia en un pequeño grupo de una sola vez. El sistema siempre es el mismo: La Junta Directiva nombra líderes, desgraciadamente con mucho nepotismo; y generalmente son los mismos ancianos o maestros de escuela sabática,  los "lideres" para este proyecto; y los que verdaderamente movilizan a la iglesia son relegados. Lo más lamentable, es que se "reparte a los hermanos", geográficamente de manera arbitraria. Pretender que el hermano “X”, se reunirá con el líder “Y” solo porque viven cerca, es infantil y absurdo. Se soslayan varios aspectos de propio sentido común, como la empatía con el líder del virtual grupo. 
Lo adecuado es realizar un test de perfil (dones espirituales). Evidentemente los resultados representan los posibles dones de los miembros de iglesia, y será una herramienta fundamental para elegir, a aquellos que integraran el grupo pequeño.


No obstante esto debe hacerse tomando en cuenta las preferencias y elección personal; por ejemplo: Al determinar por medio del test, a los virtuales líderes, se debe preguntar si desean serlo, en caso afirmativo, se llevaran los nombres al pleno de la iglesia, y de esta manera los miembros que deseen involucrarse en esta actividad, escogerán conque líder lo harán. Y bajo esta misma dinámica se irán integrando los miembros con “dones” como oración, enseñanza, hospitalidad, misionero, ánimo, servicio, etc. 


En cuanto a la formación lo recomendable es comenzar con uno o dos grupos y dejar que el programa crezca por un período de tiempo, teniendo en cuenta que no se forma fácilmente. Porque esto conlleva el peligroso error de pensar que funcionara de manera automática, y esto no es así, exige mucho trabajo. No surge en una reunión, ni nace en el papel. Esto exige un enorme compromiso, por parte de los integrantes, no solo del Director de Ministerio Personal.


El propósito
A pesar de todas estas omisiones, cuando al fin se logra formar un grupo pequeño, a los pocos meses, se desintegra. Aunque los motivos pueden ser diversos, y entendibles. Lo cierto es que comienzan sin compromiso; y no me refiero al compromiso de reunirse, sino a uno formal.
Este compromiso como tal puede ser escrito o verbal, pero es indispensable para el éxito del pequeño grupo. Un compromiso no escrito generalmente expresara sólo deseos y voluntad de unos pocos que poseen mucha influencia en el grupo. El formalizar un compromiso, redundara en el establecimiento de un propósito. Poseer un plan de trabajo claramente definido, organizado y bien desarrollado, constituyen la base del éxito en todo proyecto. 
Así que el grupo sólo será efectivo, y sobrevivirá, si está enfocado con un propósito y en el cumplimiento del mismo. Sin embargo en incontables ocasiones, en nuestras congregaciones se dan por sentadas cuestiones logísticas básicas como: ¿Cuál es el propósito del grupo? ¿Dónde se reunirá? ¿Cuándo se reunirá? ¿Cuánto tiempo durarán las reuniones? Por cuántas semanas se reunirán?


Cuando se toman en cuenta estas consideraciones, el sentido cada grupo orientara sus esfuerzos de diferentes maneras, y se manifestarán varios tipos de grupos pequeños, dependiendo de sus características particulares y propósitos. Algunos ejemplos de ellos son: Grupos de Apoyo (asuntos familiares), Grupos de Evangelismo ( estos pueden estudiar cualquier asunto, pero ellos agregan el elemento “ganancia de almas” e intentan crecer deliberadamente), Grupos Misioneros (primordialmente se interesan en establecer nuevas iglesias o grupos, así como Escuelas Sabáticas Filiales). En fin estos grupos son más que representativos, de la extensa gama de oportunidades que existen.

Permanencia.
Algo común es la falta de estabilidad, obviamente esta puede ser multifactorial, ya que reunirse cada semana puede resultar complicado, pero quizás va más allá, porque en más de una ocasión un grupo se ha convertido en una "Mini-iglesia", es decir, llevamos toda la liturgia a la reunión, y no solo eso sino los vicios propios de una congregación numerosa, al designar roles y actividades, como: los encargados de los “temas” o director de cantos, etc.; que si bien no son complejas, se convierten tarde o temprano en carga y se anula la espontaneidad de las reuniones. 


Además es pasar por alto  la propia  identidad de un “ grupo pequeño”; que es justamente eso, un pequeño número de personas, que están formando un lazo dirigido al cumplimiento de un propósito. En este sentido se olvida la otra cita que se utiliza para sustentar este método:


"Predicad menos y educad más, dirigiendo estudios bíblicos y orando con las familias y los grupos pequeños”. [2]


Al solo intentar juntar a un grupo de hermanos a estudiar un “material” (que es un cuadernillo con temas doctrinales) o a escuchar a los mismos predicadores de los sábados, nunca se lograra funcionalidad y permanencia del mismo. Ni mucho menos lograra atraer a simpatizantes no creyentes a la reunión, porque no se romperá con el prejuicio de: “No quiero tener nada que ver con una iglesia”.




Conclusión:
Este método como muchos otros han fracasado por solo intentar cumplir con el proyecto, sin tomarse, en serio la responsabilidad de hacer una verdadera planeación, organización y adecuación del mismo; en términos llanos no es “hacer por hacer”, es hacerlo bien. Los líderes deben ser entrenados, los propósitos evaluados, y la permanencia medida continuamente. No funcionara automáticamente, requiere un gran esfuerzo y dedicación.


No obstante habrá inestabilidad, esto porque se trata de seres humanos con necesidades e intereses particulares(a parte del grupo), así que tendrá ciclos e indefectiblemente un día acabara.


Siempre existirán varios tipos de pequeños grupos, dependiendo de las necesidades y propósitos particulares del mismo. No se debe aplicar un molde sobre ellos.


Nunca se debe olvidar que un pequeño grupo de éxito es más que números, es un organismo, de compañerismo, y su común denominador es el principio de oikos; lamentablemente es el más olvidado dentro y fuera de la IASD.


Algo vital entender es que los grupos pequeños, no resuelve todos los problemas de las congregaciones. 


Referencias:
[1] Elena G. de White,  Evamgelismo Montain View California, 1956,89
[2] _______________Obreros Evangélicos          .201

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