Por: Raúl Mondragón
Hace algunos años escuche un sermón que se titulaba: "Las iglesias no me dejan
ver lo que he venido a ver". El predicador en su introducción listo, las
crisis que acompañan a la humanidad desde hace siglos: La económica,
alimentaria, demográfica, política, social, energéticas, etc.; y
persuasivamente pregunto: “¿Sera que podemos salir de estas crisis? ¿Cuál es la
mejor manera de prepararnos?, ¿Hacer acopio, meter dinero al banco, llenar el tanque de gasolina,
o viajar a otros planetas?
Al mismo tiempo sugirió, que podemos ir a Dios, en los momentos de crisis,
porque Él siempre se interesa en
nosotros, y durante toda la historia, incluso ha creado provisión para proteger
a sus hijos; en esos tiempos, y lo hizo
mediante tres modelos: El patriarcal, el nacional y el eclesiástico, este
último instituido por Cristo.
La idea básica de este sermón, era proyectar a la iglesia como el lugar más seguro para estar. ¿Pero realmente es el lugar más seguro y un refugio ante la crisis? Esta pregunta me da ocasión para, meditar y redefinir que es la iglesia, y aún mas, evaluar el tipo de iglesia que tenemos hoy en día.
La idea básica de este sermón, era proyectar a la iglesia como el lugar más seguro para estar. ¿Pero realmente es el lugar más seguro y un refugio ante la crisis? Esta pregunta me da ocasión para, meditar y redefinir que es la iglesia, y aún mas, evaluar el tipo de iglesia que tenemos hoy en día.
¿Qué es la iglesia?
Con gran tristeza reconozco que hay algunos errores
que tenemos en el concepto de Iglesia y sobresalen dos particularmente: 1. Le
llamamos Iglesia al edificio. “Vamos a la iglesia”,-lo he oído muchas veces-.
Es claro que no los es. 2. Llamar Iglesia a una denominación (desde el punto de
vista bíblico nunca se llama iglesia a una denominación, Jesús nunca mando a
hacer una denominación) las denominaciones observan a los que no tienen su
misma creencia como enemigo.
No comencé por definir el término griego ekkelsia iglesia ,(un
llamado a una reunión), ya que esta expresión se usaba comúnmente para designar
cualquier asamblea. Es el empleo de descripciones metafóricas de la
iglesia, las que ilumina aún más su naturaleza; como por ejemplo: la novia, el
cuerpo de Cristo, la Jerusalén de arriba y la familia (koinonia)
El uso, de la palabra se amplió, evidentemente en el Nuevo
Testamento y la expresión aparece 71 veces de las cuales 41 veces la utiliza
Pablo. Eso implica que el desarrolla la
teología de la iglesia. Pablo utiliza la palabra
OIKOS (oikos), puede significar, casa, pero en el entendido
griego el oikos es una familia. Y ¿Qué características tiene una familia?
Comparten el mismo techo, comparten cosas en común, tienen elementos en común.
Las familias siguen siendo familias a pesar de que existan diferentes formas de
pensamiento. Así que cuando Pablo utiliza la palabra oikos; es una metáfora
que todos podemos entender, respecto a la iglesia.
Las “iglesias” o “templos”
Expuesto lo anterior, en nuestro contexto es muy
común el afán de extrapolar, entre la
iglesia y el templo. Esto para tener la postura de Jesús en relación a las
“cosas santas”. Lo más serio es que el templo no tiene analogía con la “iglesia
actual”. Sostener ese concepto es introducir en todo análisis una diacronía que
puede confundir.
Incluso el mismo concepto “iglesia” que se maneja en
nuestro actual momento histórico no es de origen bíblico, tal como han
demostrado numerosos escritores, teólogos, historiadores y arqueólogos. Por
ejemplo, no hay ninguna referencia bíblica que inste al pueblo cristiano a
“construir templos”, ni a tener una “liturgia de templo”. La tradición de
templos e iglesias es algo muy posterior. Se puede rastrear al siglo VI d.C. y
bajo la influencia del paganismo.[2]
Lo que hoy conocemos como “lugares de oración” y que muchas veces llamamos iglesia, son simplemente una idea surgida en la mente de un pagano Constantino, que hemos pretendido “arreglar”, pero filosóficamente no corresponden al contexto bíblico.
Lo que hoy conocemos como “lugares de oración” y que muchas veces llamamos iglesia, son simplemente una idea surgida en la mente de un pagano Constantino, que hemos pretendido “arreglar”, pero filosóficamente no corresponden al contexto bíblico.
En realidad la Biblia menciona solo dos templos: 1.
El de Jerusalén que fue destruido y que representaba a Jesucristo. 2. A los
creyentes que son templos del Espíritu Santo. El Dr. Miguel A.
Núñez suele comentar: "No necesitamos una "casa de oración" para adorar
a un Dios omnipresente, si lugares de reunión para que se reúnan "los
templos del Espíritu Santo" a dar testimonio, apoyarse mutuamente y
encontrar comunión no sólo con Dios (eso se puede hacer en cualquier lugar),
sino especialmente unos con otros".
Lo que sí es
muy evidente, es que en tiempos de Jesús, los “líderes religiosos”, solo
mantenían las formas frías de las
ceremonias; todo se había reducido solamente a rituales religiosos,
interpretaciones humanas de tradiciones en torno a la Escritura. Convirtiéndose
así ,en una degeneración del propósito original.
Antes de
apuntar con el dedo a aquellos sacerdotes, levitas, y fariseos; y de sentirnos
muy justos en criticar el Judaísmo, evaluemos nuestro cristianismo. ¿Cree
sinceramente que el Judaísmo fue la
única religión que al pasar el tiempo se degeneró en costumbres y prácticas
lejos del propósito y diseño original de Dios? ¿Hoy que tipo de iglesia
tenemos? Si Jesús apareciera hoy, ¿a qué iglesia se uniría? ¿Se sentiría
complacido por lo atentos y amables que somos unos con otros y de cómo nos
cuidamos, amamos y nos guardamos las espaldas?
Tristemente hemos creído que los hábitos de iglesia
son equivalentes a fe cristiana. Hoy en día las iglesias han reducido la fe a
horas y lugares, ceremonias y tradiciones, y la mera alteración de esos eventos
y prácticas produce pánico. Transformando con todo ello a la iglesia ; de ser un
organismo, el cuerpo de Cristo que busca el Reino de Dios, a ser una institución, una organización que funciona por reglas totalmente
seculares. Tal vez se pregunte ¿pero qué hay de malo en esto?
Organismo o Institucionalización.
Desde el punto de vista secular nada. Una
institución se crea como respuesta a las necesidades, humanas por ejemplo: la
escuela y la iglesia; cada una cubre una necesidad; pero
obviamente estas cambian, al paso del tiempo, porque la sociedad es
dinámica; por lo tanto esta institución se ve forzada, paulatinamente a
incrementar los procesos estructurados; mediante los cuales las personas llevan
a cabo sus actividades y establecer mejores normas y roles, dentro de la
organización, como resultado se va efectuando un proceso llamado "institucionalización".
Para poder tratar de dar una explicación, de la
institucionalización, sin la pretensión de que sea determinante; puesto que me
considero lego en el tema; tomare a manera de ejemplo una empresa familiar.
Evidentemente cuando pensamos en empresas familiares, lo primero que se nos
viene a la mente son conceptos como tradición, valores, esfuerzo, espíritu
emprendedor etc. La realidad es que solo unas cuantas pueden decir que están en
la tercera generación. Lo anterior es porque al ir pasando de generación a
generación, aumenta el número de familias involucradas y se diseminan los
valores e intereses, también se multiplican los conflictos, y si no se cuenta
con un proceso que permita majear adecuada y eficientemente se generan
problemas, dañando no solo a la empresa sino también a la propia familia. ¿Cómo
evitarlo? La manera más eficiente de lograrlo es a través de la implementación del gobierno corporativo o institucionalización.
Suena bastante meritorio, pero la realidad es que al
ir delegando las responsabilidades, se cae en la mayoría de los casos, en el
desinterés e irresponsabilidad por parte de
los “encargados en los roles
administrativos u operativos”. Por ello K.Jones y A J. Fowles, en su libro
Ideas on Institucions (Ideas sobre Instituciones, Londres, 1984) mencionan que:
“La institucionalización es el punto final de un
proceso que empieza cuando alguien controla la vida de otro más de lo
necesario. Las consecuencias del proceso van desde la dependencia excesiva y la
perdida de iniciativa, hasta el estado presente en las “instituciones totales”
de total apatía y de aislamiento social, y el estado final, en el que la
persona no usa su lenguaje ni actúa en su beneficio propio voluntariamente." [3]
Esto se torna grave si miramos al interior de un
“organismo”(la iglesia) que pretende prepararse para el encuentro con Cristo,
porque involucra especialmente a los ministros y administradores; en los que
lamentablemente, se observa la actitud
típica de comportamiento del “rol institucionalizado”, en donde, el
individuo se guía por las expectativas del rol, y no por las decisiones
personales; es decir la mentalidad se
enfoca en “solo cumplir con los objetivos de la organización”. Trasladándolo al ámbito de una empresa; tendremos al gerente de nivel medio pensando únicamente en su promoción
y como logar resultados, sin importarle
como afecta a sus subordinados. Esto mismo acontece en una denominación institucionalizada.
¿Terrible verdad?
En tales circunstancias, es muy evidente que el liderazgo ha perdido la "pasión",
para usar los dones para servir a los demás y se ha reducido solamente a
títulos y oficinas. En estos términos el
propio discipulado ya no es negarse a sí mismo, madurez y crecimiento
sino entrenamientos y seminarios.
La propia visión de la congregación, con respecto
ser un cristiano se vuelve distorsionada, ya que pasan de ser impulsados y
llenos del poder del Espíritu Santo a tener una simple membrecía en una
iglesia. En lugar de la comunión; es decir la relación con una comunidad de
creyentes; a solo pertenecer al grupo de
elite dentro de la congregación; en términos más claros: a ser los “amigos del
pastor” o ser parten de una sociedad o un grupo cercano a los “dirigentes”.
No es extraño entonces, encontramos con iglesias
“frías”(como los dirigentes mismos las llaman), sin saber que los propios
"ministros y administradores", contribuyen a esa frialdad. Suena
muy incongruente que cuando visitan a
una congregación exhorten a “adorar con gozo”; si la adoración ha cesado, es
porque ha dejado de ser un encuentro con Dios y se ha convertido en una simple
reunión religiosa en la mañana o en la tarde, (como mejor convenga) y el otrora
estudio Bíblico ha degenerado de retador y estimulante, a simplemente escuchar lecciones; basta estar
en un famoso repaso de Escuela Sabática, para darse cuenta del grado de
ignorancia y apatía. En síntesis gran parte de los cristianos se han
convertido, en observadores y consumidores de religión en vez de imitadores
sometidos a Jesucristo.
Creo profundamente que los “autonombrados
dirigentes” (administradores) se olvidan que los seres humanos imitamos y
modelamos, a lo largo de nuestra vida patrones de conducta, por lo tanto, es
apropiado lo que dice Pablo a los Gálatas:
“El que recibe instrucción en la
palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña. No se engañen: de
Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra" (6:6-7 NVI)
Propuesta de solución
Siempre es mejor
prevenir la institucionalización que invertirla. El objetivo de aquellos que trabajan en un entorno
institucional debería ser reducir su poder, y fomentar la independencia y libre
albedrío de las personas, llámense en este caso pastores de distrito o miembros
de una congregación; así como su contacto con el "mundo" exterior y la
experiencia del mismo.
Superar la institucionalización no radica solo en
técnicas especiales, sino en mantener
principalmente cuatro aspectos:
1. Una filosofía de la asistencia positiva. Esto se
expresa en términos profesionales seculares, como: promover la participación
máxima y no restringir el libre pensamiento; en términos cristianos buscar una
vida más abundante. (Juan 10:10)
2. Tener una relación real y vivificante. Nadie nace
amando, es mediante la relación donde se fomenta y crece. (Juan 10:3).
3. Delegar con responsabilidad y permitir la
retroalimentación sana. Esto en el entendido que la más alta autoridad después
de Dios entre los "miembros IASD" se encuentra en la voluntad del cuerpo, es decir las juntas locales.
4. Siempre se debe recordar que el principal poder de la iglesia reside en su misma constitución; Cristo su fundamento y el cuerpo somos todos los creyentes no hay lugar para cacicazgos.
4. Siempre se debe recordar que el principal poder de la iglesia reside en su misma constitución; Cristo su fundamento y el cuerpo somos todos los creyentes no hay lugar para cacicazgos.
Es necesario decir que en la Biblia no aparece
ningún caso de lo que hoy llamaríamos institucionalización. La misma iglesia no es
una institución humana, puesto que su origen es divino y está fundada en
Cristo, por lo tanto es un organismo (entendiéndose este como cuerpo
creyentes). Desafortunadamente son muchas las denominaciones cristianas que han
caído en este proceso de institucionalización llevádolas al fracaso.
Conclusión.
En aquel sermón recuerdo, que al final se relató
una anécdota, que decía más o menos lo siguiente:
“Cuando se visita Jerusalén, en cada lugar histórico de la vida de Jesús han levantado una iglesia. Un visitante ante esto, se quejó al guía diciendo: “¡Esas iglesias me impiden ver lo que he venido a ver!”.
“Cuando se visita Jerusalén, en cada lugar histórico de la vida de Jesús han levantado una iglesia. Un visitante ante esto, se quejó al guía diciendo: “¡Esas iglesias me impiden ver lo que he venido a ver!”.
En verdad las
iglesias son malas cuando se interponen, se ponen en el medio, cuando la gente
trata de ver a Jesús. Muchas veces oscurecemos en vez de iluminar por nuestras
divisiones, hipocresías, y en la actitud arrogante del status o posición dentro
de la “institución”.
Siempre será
necesario un lugar especial de refugio y asistencia, pero solo será un
lugar seguro cuando se entienda que una persona es vulnerable, y sea considerada como creada a la misma imagen de Dios.
La iglesia será el mejor lugar del mundo cuando: Se apoye en lugar de acusar, se edifique en lugar de destruir, cuando se promuevan relaciones no entre jerarquías, sino entre hermanos. La fe que el mundo necesita urgentemente ver en la iglesia es la de relaciones, no la fe de institución.
La iglesia será el mejor lugar del mundo cuando: Se apoye en lugar de acusar, se edifique en lugar de destruir, cuando se promuevan relaciones no entre jerarquías, sino entre hermanos. La fe que el mundo necesita urgentemente ver en la iglesia es la de relaciones, no la fe de institución.
La pregunta de fondo es ¿qué clase de iglesia
queremos tener, una que hace la paz con el “status quo” y es políticamente
correcta? ¿o una que cumpla la misión de
ser el instrumento de Dios, para restaurar?
Referencias:
[1] Creencias der los Adventistas del Séptimo día
(Publicaciones Interamericanas: Nampa, Idaho, 2006), 16-18.
[2] Citado por el Dr. Miguel A. Núñez en
http://himnovasion.blogspot.com/2012/03/analisis-critico-al-articulo-los.html.
Tal como han demostrado Frank Viola y George Barna en su libro Pagan
Christianity?: Exploring the Roots of our Church Practices (Carol Stream, IL.:
Tyndale House, 2008).
[3] Citado: Diccionario de ética cristiana y
teología pastoral David John
Atkinson,David H. Field,Oliver O'Donovan,Arthur Holmes Editorial CLIE TERRASA
Barcelona España. trad Daniel Menezo 2004)703.
No hay comentarios:
Publicar un comentario