miércoles, 7 de marzo de 2012

EVANGELIO DILUIDO

Por: Raúl Mondragón P.

Había asistido por dos años, de manera irregular a una iglesia pentecostal; pero la semana previa a mi bautismo, fui invitado a una campaña de evangelismo público, por un compañero de trabajo, con el que platique en varias ocasiones acerca de pasajes bíblicos. El conferenciante (Pastor) de aquella semana, me causo una tremenda impresión, por la manera tan clara y precisa, en que transmitía el mensaje Bíblico, explicando los textos, dando los por menores del contexto; todo esto sin emocionalismo barato, ni algarabía. Evidentemente al contrastar lo poco que conocía y había vivido en el movimiento pentecostal, supe definitivamente que esta iglesia, evangelizaba correctamente.
Cabe señalar que solamente asistí el martes y el sábado siguiente me bautice en la IASD. En realidad durante mucho tiempo pensé que estos eventos (campañas o conferencias) eran el “único método” para dar a conocer el evangelio.

Evangelio y Evangelización
Para entender que es la evangelización como tal, se requiere comprender en primer lugar lo que se quiere decir con Evangelio. Etimológicamente, se divide en dos palabras del griego: 1) εὖ (eu); que a su vez deriva del término primitivo εὖς (eús) que significa “bueno”. 2) ἀνγέλλω (angélo); que significa “ángel” o “mensajero”. [1] “Evangelio” implica entonces “traer buenas nuevas”, es decir “buenas noticias”. Las “buenas noticias son acerca de la salvación (Lc.2:11); y ese portador de buenas noticias puede ser un ángel o un ser humano.

Sin embrago, es muy común usar la palabra evangelización o evangelizar para referirse a la tarea misionera de la iglesia, y cuando se menciona, la mayoría piensa en: Distribución de folletos, tocar puertas, orar por los enfermos, levantar encuestas, dar estudios bíblicos directamente, y por supuesto en las campañas de evangelismo público”, (estas últimas paulatinamente se han convertido en el medio predilecto, para fomentar la permanencia de los miembros bautizados y evangelizar a los no creyentes).
 En todos los casos citados anteriormente el énfasis está en la enseñanza de la doctrina. ¿Y esto es malo? Obviamente no. La doctrina produce convicción; pero el evangelio busca la “conversión” de las personas y no solo la convicción, sin esto estaremos frente a un cristianismo desequilibrado; Richard C. Halverson en el prólogo del libro El Estilo de Jesús lo dice extraordinariamente: “En lugar de presentar el personaje fascinante e irresistible de Jesús, le comunicamos una doctrina. La tendencia es pedirle a la gente que crea esto o aquello sobre Cristo, en lugar de que lo conozca, lo reciba, confíe en Él, y lo ame”[2].

¿Doctrinar o Evangelizar?
Son centenares los libros y manuales que hablan de los métodos para evangelizar. No soy una autoridad en el tema, solo trato de exponer, y reflexionar en las implicaciones que tiene el conocer un enfoque bíblico correcto. Esto me lleva a examinar Mateo 28:19-20:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (RV60)

Este pasaje describe de manera amplia, el mensaje de Cristo de llevar el evangelio a todo el mundo, y lo hace presentando la forma en que ha de ser realizado. Al analizar esta “gran comisión”, encontramos cuatro verbos, en el siguiente orden: Ir, discipular, bautizar y enseñar.

El texto dice entonces que, mientras vamos, hagamos discípulos, luego debemos bautizarlos y por último enseñarles, no al revés. Cuando mostremos el evangelio, no pensemos en doctrinar primeramente, eso es importante pero tiene su momento. Eso implica que los que son bautizados han sido previamente discipulados, que no es lo mismo que adoctrinados.

En los “métodos tradicionales,” se ha invertido no solo la orden, sino el orden. Esto es, en lugar de Ir, les decimos “¡Vengan… a nuestras campañas y si les gusta pueden quedarse”!. Lo primero que hacemos, entonces, es “dar un estudio”, mediante algún curso Bíblico(doctrina), y cuando notamos que el interesado, da evidencias de un cambio tangible, ( cambio la forma de vestir y comer), ahora si lo invitamos a venir a nuestras reuniones, para que al final, cuando se lleve a cabo una campaña sea bautizado. Con todo esto convertimos los medios en un fin, haciendo del bautismo, la meta y graduación  de todo creyente, y esto no es así, ya que este apenas es el inicio en la vida cristiana.

Bajo esta percepción, no me imagino a Pedro o a ningún apóstol diciendo: “Hermanos…, este año nuestro blanco de bautismos es 5000, así que para logarlo, la siguiente semana será de oración, para reavivamiento y reforma de nuestra iglesia… ¡ah pero, recuerden que el viernes previo habrá vigilia, con ayuno… para que se preparen! Además la junta acordó que a fin de mes habrá “campaña” y traeremos al conferencista internacional Pablo de Tarso, como orador invitado, y a su artista acompañante Silas; para que cante en los llamamientos, y por supuesto el sábado por la tarde, pues que nos dé un conciertito, ¿qué les parece? ¡Así que hoy a las 3 de la tarde saldremos a evangelizar!

¿Suena chusco verdad? , y es que para los primeros cristianos la evangelización o testificación, era natural y espontánea; era una forma de vida. Nosotros en cambio hemos hecho una especie de divorcio, y según nuestra mentalidad la “evangelización” se reduce a una serie de actividades especiales que nada tienen que ver con la vida normal cotidiana. David F. Burt dice que:

“En realidad este divorcio es consecuencia de otro divorcio mayor que hemos hecho entre ´la vida espiritual y la vida secular. Esto nos lleva no sólo a ser poco consecuentes con nuestra fe en ´la vida secular” sino también a no pensar “cristianamente”; es decir con un criterio cristiano acerca de los temas de la vida: los estudios, la política, situaciones sociales, el cine, los deportes, la vida familiar, etc., ni vivimos, por supuesto, conforme a las conclusiones que habríamos sacado si nos hubiésemos dedicado a pensar”[3] .

Porque no me avergüenzo del evangelio.
"Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego". Romanos 1:16

Pablo dice: ¡No me avergüenzo! En tiempos de Pablo, no solo era vergonzoso, era increíble, absurdo, sobrenatural...¿Quién podría creer? Hoy evidentemente nuestra sociedad  no ha cambiado mucho, existe la misma condición; me pregunto, si viviera en nuestros días el apóstol ¿qué pensaría acerca de cómo hacemos evangelismo?

El apóstol comprendía que iba a ser rechazado a menos que el Espíritu Santo interviniera. El género humano no solo está muerto, sino que es esclavo de sus delitos y pecados, aborrece a Dios, trabaja por evitar todo lo que tenga que ver con él; pareciera que prefieren perderse. ¿Cómo son vueltos a la vida?, ¿cómo se liberaran de esa esclavitud? ¿con historias sentimentales?, ¿con llamados a la plataforma, o a través de manipulación a sus emociones y pasiones?¿con un canto emotivo?  En realidad no hay nada, humanamente posible, para traer un muerto a la vida, no hay técnicas, ni habilidades, únicamente y exclusivamente existe el poder de Dios. En Ezequiel 37:1-10. Se describe metafóricamente, la conversión de los seres humanos.

En la evangelización no cabe  ninguna clase de engaño. Hasta cuando entenderemos que se trata de comunicar un mensaje de una manera seria, sencilla y sincera, no de un lavado de cerebro. Resulta muy obvio y contundente.

Sin embargo la realidad es otra porque ¡Cuántas veces hemos visto el mismo espectáculo! “El hermano X ha dado X estudios bíblicos y la gente ha tomado una decisión. La predicación del pastor X ha sido fenomenal, los jóvenes pasaron en masa para tomar una decisión, El pastor X bautizó 100 personas, merece un aplauso”. Frases que todos escuchamos... [4]; y que en honor a la verdad son ridículas, si entendemos que cualquier método humano, para tal efecto, a decir la conversión, es inútil y solo es espectáculo; solo el Espíritu de Dios tiene poder crear y recrear una criatura, pero como dice Miguel A. Núñez atinadamente:
“A veces, actuamos con “complejo de Espíritu Santo”, como si la redención de otros dependiera de mis esfuerzos personales y Dios dependiera de nosotros para la salvación del mundo. Nos olvidamos que el milagro lo hace Cristo, no nosotros…Recibir honor por la conversión de alguien es aceptar mérito por un milagro en el que no hemos tenido parte"[5] .

Solo el Método de Cristo
¿Pero existe la interrogante tales “métodos” son derivados de la enseñanza Bíblica? Y si no los son, ¿tenemos que desecharlos? La respuesta honesta, en primer lugar es un sí; en parte son derivados de una idea bíblica, pero como se ha visto en la práctica son secularizados o más bien “vulgarizados” y me refiero, especialmente a las campañas evangelísticas, en donde se monta todo un espectáculo. Conviertiendose, en una "evangelización" (si se le puede llamar así ) antropocéntrica, ya que el actor principal es el (hombre) predicador  y no Dios y su palabra. El problema real de fondo es aferrarnos de los métodos y olvidarnos del Señor de la obra.


En segundo lugar existen y existirán muchos métodos, ya que somos seres dinámicos no estáticos, y estos variarán según el don, la personalidad y las circunstancias de cada cual. Elena G. de White hablando acerca del propio Señor Jesús declara: “El no siguió solo un método; en varias formas busco captar la atención de la multitud, para poder proclamarles las verdades del evangelio”[6]. Me inclino a pensar que no hemos comprendido cabalmente lo que esto quiere decir; ya que en otra cita la misma autora dice:

“Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: "Seguidme”[7]  .

¿Cómo es esto, existe un método o varios métodos? Tomando en cuenta, el contexto general de las citas,  y entendiendo que la evangelización es: La comunicación del evangelio de Dios por medio de la vida misma de sus hijos (palabras, actos); que debe ser para su gloria y que el poder radica en el Espíritu Santo. El sentido lógico de estos pensamiento es que: Ese “solo método de Jesús”, no se refiere a único, fue variado; es decir, su propia testificación fue espontanea, dependiendo de las circunstancias y, necesidades de su auditorio, basado en su particular estilo de vida, de dependencia continua con el Padre celestial. En este sentido, encontramos el comun denominador de cualquier metodo:
 “Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día.( Juan1:39).

Dicho en palabras de Philip G. Samaan menciona,en su libro El Método de Cristo para Testificar que: “La gente está buscando demostración no explicación”[8]. Es decir la forma de vida evangeliza por si misma.

El método de Cristo, para el evangelismo entonces, está basado en las relaciones con Dios y con el prójimo. Resulta necesario por lo tanto ser veraces y congruentes con la vida que el mismo Cristo mostró, cuando anduvo en esta tierra. Desafortunadamente somos una iglesia que proclama esto, pero no hay comunión legitima en este sentido, ya que muchos cristianos, no tienen amigos que no sean cristianos. Burt declara que:

“ En parte esto se debe a la clase de sociedad en la que vivimos, pero en parte también a nuestra propia mentalidad de ghetto. Nos resulta más cómodo que nuestra vida gire alrededor de una serie de amistades creyentes y actividades eclesiásticas. "[9].

Aquí radica el problema fundamental del evangelismo, nuestra  falta de contacto "normal" con no-cristianos. Es urgente comprender que una evangelización eficaz sólo es, y sera posible si realmente vivimos en "el mundo" (Juan 17:15-16).

Por lo tanto nuestra calidad  de vida y relaciones (con Dios y el ´mundo´) debe ser tal que, constantemente despierte preguntas en aquellos que nos rodean, acerca del evangelio.Porque no serán  los mejores métodos, sino mejores hombres, los que proclamaran con sus vidas a Jesucristo y su evangelio.

Conclusión:
Se debe evitar indefectiblemente el riesgo de doctrinar (enseñar) solamente sin evangelizar, ya que solo conocerían un montón de teorías, pero no al autor de la Salvación Jesucristo. Esto produce cristianos convencidos y apologéticos, pero no discípulos.

Es urgente practicar una evangelización teocéntrica.Cuando diluimos el Evangelio, con métodos solo humanos, lo convertimos en antropocéntrico y hacemos a un lado el centro mismo evangelio a “Jesús”.

Debemos separarnos del pecado, pero no del pecador. Hay que relacionarnos más con Cristo, y aún más con las criaturas nuestros prójimos. (Juan 15:4-5).

El evangelio ha de ser predicado en todo tiempo y lugar, a todas las clases sociales y confiando en el poder transformador de la palabra. Debemos dejar de depender de nuestras propias habilidades y depender solo de su Espíritu Santo.


Referencias:
[1]Véase la Concordancia de Stong, palabras griegas 2098, 2097,2095 y 32
[2] Gayle D. Erwin,  El Estilo de Jesús.  Yahshua Publishing (Cathedral City, California), ver prologo.
[3] David F. Burt, ¿Y como Creerán?:   Manual de Evangelización (VILADECAVALLS, Barcelona: CLIE, Andamio),72
[4] Comentario tomado de http://alpasarlashoras.blogspot.com/2011/12/solo-los-servidores-lo-entienden.html con la autorización del autor.
[5] Ibid.
[6] Elen G. White, Ministerio de la bondad (Publicaciones Interamericanas, Idaho,1990),63.
[7]  __________ Ministerio de la Curación (Publicaciones Interamericanas, Idaho,1990),102.
[8] Philip G. Samaan,El Método de Cristo para Testificar: El delicado arte de relacionarse con la gente y llegar a ella mediante el Testimonio personal.( ),55
[9] David F. Burt, ¿Y como Creerán?:   Manual de Evangelización ( VILADECAVALLS, Barcelona: CLIE, Andamio,1969),72

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