jueves, 7 de febrero de 2013

LA GENTE RENUNCIA A LA GENTE NO A LA ENTIDAD.

Por: Raúl Mondragón.




 "Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo. Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo". (Galatas 6:1-3) 

Si eres un creyente, indudablemente en alguna ocasión has escuchado y usado la siguiente expresión: "Si no vas a la iglesia, porque hay puros hipócritas; recuerda: La iglesia es un hospital de pecadores, no un hospital (o museo) de santos".


Suena muy bien, ¿verdad? Pero no es el común denominador de todo aquel que ha decidido ya no ir a la iglesia. En honor a la verdad existen muchos factores, los que llevan a alguien a decidir no asistir a la iglesia. Pero algo muy repetitivo es que son muchos los que no se acercan por la actitud discriminatoria y arrogante de los "enfermos" vitalicios, que se sienten médicos y dueños del Hospital. 

En otras palabras los "hermanos en la fe", no están dispuestos a ser colaboradores (enfermeros, usando la analogía) del Medico divino, y al mismo tiempo reconocerse como pacientes (pecadores) en proceso de recuperación; y en total igualdad que los demás . Y tal como dice una apreciada amiga, en tono sarcástico: "Es que tales pacientes del hospital como son vitalicios tienen algo así como acciones especiales de participación en la empresa".


 Es la actitud soberbia y arrogante la que aleja a los otros pacientes. Es urgente hacer una introspectiva, con el objetivo de ser humildes y comenzar a ser los brazos del Señor; restaurando al pecador. Recuerda no juzgues: La gente renuncia a la gente, no a la institución; en otros términos: Los creyentes renuncian a otros creyentes, no a su fe.

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