Por: Raúl Mondragón
"La educación es
la vacuna contra la violencia." Edward James Olmos
Hoy presencie este acto de bestialidad (con respeto a las
bestias) de alguien que se dice "padre", quien jaloneaba a su pequeña
hija; de la que calculo tenía apenas unos dos años y medio, (supe todo esto, porque la pequeña le decía "quiero ir con mi mami… papa, mientras lloraba con sentimiento). Este cavernícola le decía, con tono prepotente
y frio: -¡Ah... conque no me vas a
obedecer!- al mismo tiempo que colocaba
las manos en la cintura, y lanzaba una mirada amenazadora inyectada de coraje, de
esas miradas que solo se lanzan los boxeadores arriba del cuadrilátero; como si
se tratara de un adversario, que ironía... Porque, ¿alguien cuya
responsabilidad es cuidar, amar y proteger a un niño llega a esto?
Me cuesta mucho trabajo observar, leer y situar que entre
las prácticas "de crianza", más comunes se encuentra el amenazar y maltratar a un niño, pero por desgracia ésta
es bastante habitual.
Pegarle a un niño no es criar ni educar, no es cuidar, de
hecho en muchos países, como en España, está considerado delito, aunque aún
mucha gente lo desconozca, y no debería existir el debate o la controversia al
respecto. Existen campañas institucionales y de las organizaciones, en todo el orbe que velan
por la infancia para procurar que en las distintas sociedades se erradique esta
forma de maltrato a los niños.
Sin embargo, cada vez que tocamos el tema, aun en algún foro aún cristiano, muchos padres
consideran que un azote, un cachetada, una manazo, una nalgada a tiempo sirve
para educar, e intentan “controlar” los desplantes
o caprichos del niño, incluso afirman que con ellos conllevara a la larga resultados positivos.
Grave error, yo no soy psicólogo, pero
tuve una infancia marcada por este tipo de actos y honestamente aún me cuesta
relacionarme con mi padre, llevo cicatrices emocionales.
En ese momento no pude evitar lanzarle una mirada escudriñadora y apretar
la quijada, como diciéndole: ¡Por favor desiste de lo que haces o si no…! Y
algo de lo que hasta ese momento no me había percatado, y fue muy reconfortante es que no era el único que
miraba ese absurda demostración de poder, ya había varios varones que apretábamos
los puños; así que ese “cobarde abusivo” cambio de estrategia.
Reflexiones finales
Los Psicólogos y terapeutas dirán sin duda que el maltrato
infantil representa una grave disfunción en las relaciones familiares y
sociales. En consecuencia, el maltrato tanto pone en peligro y afecta el
desarrollo de la competencia en el niño (socio-cognitivo, emocional y
conductual), con lo cual evidentemente muchos estamos de acuerdo.
Por otro lado es cierto que ningún padre es perfecto y
quejarse de los errores de los progenitores es habitual, pero debemos advertir
que existen personas que tienen la desgracia de tener padres verdaderamente
"tóxicos". Por tanto nuestra tarea es identificar, orientar, educar, no solo a las víctimas,
si no a los victimarios; ambos necesitan ayuda.
Referencias
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