Por: Raúl Mondragón
Mirando este hermoso cielo a través de las copas de los árboles,
vino a mi mente un versículo del libro de Job
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo
saber, si tienes inteligencia.(Job 38:4)
Vino sobre mí una sensación de gran insignificancia., y es
que siempre me ha parecido sobrecogedor el firmamento en una noche estrellada y
la profundidad del cielo azul. Pero al observar con detenimiento, note una
figura "caprichosa, delineada por las copas de los arboles... ¡un corazón!
Tome aire y pensé para mí: “Aunque el
ser humano, pueda relativamente parecer insignificante ante el basto universo;
lo cierto es que para Dios somos valiosos a tal grado que nos llama hijos
suyos".
Si hoy el desánimo te sobreviene y sientes que" no
vales nada", alza los ojos al cielo y recuerda que tenemos a un Dios que
nos ama a pesar de lo que somos. Y clama "¡No estoy solo, valgo
mucho.... Soy un Milagro!..."¡Mirad mundo... cuál amor me ha dado el Padre, para que
sea llamado hijo suyo"!...( Paráfrasis de 1Juan 3:1); ó sencillamente
alaba a Dios...
Fue un milagro que los astros ordenó,
y este mundo en su sitio instaló.
Mas cuando me salvó y me redimió
fue el mayor milagro de su amor.[1]
[1] ( [Himno #72 HASD] Letra:
John W. Peterson. Vers. esp.: Rubén L. Duré© Copyright 1948, renewed 1976 by
John W. Peterson Music Company. All rights reserved. Used by
permission.)
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