Por: Raúl Mondragón
¿Alguien tiene algún
testimonio? ¿Alguien tiene algún testimonio?…tres veces repitió
el orador esta frase durante el culto y un silencio casi sepulcral inundo el
lugar. De reojo pude observar a personas con la vista clavada en el piso, (en
una actitud de: a mí ni me pregunten) otros muy disimulados, hacen como que
buscan un versículo en sus Biblias, algunos solo miran indiferentes al
suplicante orador, mientras suspiran profundamente. Muy probablemente esta
misma escena, se repite en muchas congregaciones adventistas, y prácticamente a
nadie le sorprende que “nadie tiene nada que decir”.
La realidad es que en
incontables ocasiones, se ha intentado incorporar un “espacio” para
testimonios, en la liturgia, y así poder inyectar un poco de espontaneidad, a
la marcada rutina de los cultos.
Esto no es nada
nuevo, hacer que la feligresía
sea participativa. Después de todo ¿Cómo son edificados los cristianos? Sino es
a través de la participación. De hecho cuando la iglesia primitiva se
congregaba, no era solo para escuchar un sermón y unirse a los cantos de
alabanza; la reunión de los creyentes bautizados era un asunto serio en el que
todos los miembros tenían tanto el privilegio, como la responsabilidad de
participar. Noman Pease en su libro, Y Adorarle hace las siguientes
declaraciones: “La participación era esencial en el culto. Los cristianos se
congregaban para edificarse mutuamente”… Los asistentes se enfrentaban a dos
problemas inmediatos: la supervivencia y el testimonio”[1].No
obstante en la mayoría de las ocasiones cuando se pide qué, de manera espontánea alguien de un testimonio, la
mayoría callamos. Muy probablemente tiene que ver en como algunos creyentes suelen ver,
a las iglesias tan solo como centros de entretenimiento para los "santos" o clubes
sociales, y consideran que todo, todo debe estar bien planificado.
Puede ser por diversos
motivos, todos muy respetados; no obstante si somos honestos, aceptaremos
que la apatía es el factor predominante .Aunque hay quien tras bambalinas,
levanta el dedo inquisitivamente para calificar y juzgar, a los silentes como:
“cristianos tibios y laodicenses",- y declaran además- "puesto que no trabajan no tienen nada de que
testificar… o quizás ni están convertidos realmente”. Es un secreto a voces que
estos son algunos de los temas de conversación entre algunos que se llaman a sí
mismos “espirituales”.
Pero algunas veces un espontaneo(a),
alza lo voz y pide que se ore por los enfermos. Esto es muy entendible. Pero en
más de una ocasión he pensado que, estos “pedidos” son solo circunstanciales e
impersonales. Casi se asemejan, (excusando la comparación) a los “deseos” de las participantes a Miss. Universo
que pronuncian frases cortas, tan inverosímiles como: deseo… la paz mundial….hogar
para todos los niños.
En otras ocasiones un
valiente (lo digo sin sarcasmo), se levanta; y es común que relate por algunos unos
minutos, situaciones que mayormente se centran en dos temas: 1. Un familiar muy enfermo
(relata la enfermedad y las penurias que lo acompañan) y evidentemente solicita
que la iglesia ore por él. Comúnmente nunca da su nombre, claro está por
discreción. 2. Una familia que está estudiando la Biblia. ( en nuestra jerga
denominacional equivale a decir que está estudiando “la fe de Jesús”) Aquí se
pide que la iglesia ore, para que terminen el manual y decidan bautizarse.
Lo que resulta evidente, es que no tenemos muy claro que es “dar
un testimonio o testificar”, cuando menos en una asamblea o culto. Por ello
al identificar y analizar brevemente el tópico, redundara en expresiones más
adecuadas y coherentes.
Evidencia y
proclamación
No es mi afán establecer conceptos novedosos; ya que me considero laico en el tema, tan solo
propongo desde mi percepción lo que debería implicar la testificación.
En nuestro medio entendemos por Testimonio o Testificar, el hecho de contar “lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas” e incluso decimos: “Vamos a dar
testimonio”. Esto es correcto. En el
Nuevo Testamento se pueden identificar dos palabras diferentes, que se han
traducido como testimonio, y son: μαρτύριον (martúrion) y κηρύσσω (kerússo).
La primera significa:
Algo que es evidencia, dada o (específicamente)
dar testimonio, testificar. Un
derivado presunto μάρτυς (mártus) ; testigo (literalmente [judicialmente] o
figurativamente [generalmente]); por analogía «mártir»:- mártir, testigo,
testimonio. Por su parte κηρύσσω (kerússo)
significa: Proclamar, específicamente verdad divina (el evangelio):- predicar,
pregonar, proclamar, publicar, heraldo, divulgar.[2]
Si consideramos como
fundamento estas palabras; se debe entender
entonces que; la testificación
debe contar con esos elementos: Evidencia y proclamación. En otros términos,
afirmamos que algo sucedió
(proclamación) ante otros y si es posible damos pruebas (evidencia) de que
lo que estamos diciendo es verdad. Testificar, en una definición sencilla que hace el diccionario es : Afirmar o probar algo, con referencia a testigos o
documentos auténticos.
Evidencia
“No te prepares para
predicar de Cristo, prepárate para vivir como
Cristo.” Anónimo.
El Señor nos llamó a
declarar hechos objetivos y no subjetivos; dicho en términos sencillos la
calidad de vida de cada creyente tiene que ser tan distinta de los demás que
constantemente provocara preguntas del Evangelio.
Algunos discuten y
podrán poner en duda: doctrinas,
teología, creencias; pero no es tan fácil argumentar en contra de tu
testimonio personal. Es la falta de congruencia, lo que ha minado al
cristianismo en general. Muchas familias “cristianas” generan más calor que
luz, por los constantes conflictos, en sus relaciones interpersonales. Esto no
quiere decir debamos “perfectos”, sino totalmente “dependientes de Cristo”.
Esta relación estrecha redundara, en beneficios primeramente en la propia
familia (amor, respeto, tolerancia) y en el círculo de influencia; por ende
producirá vidas “ejemplares”, dignas de imitar. Testificamos
más por lo que hacemos y por lo que somos que por lo que decimos o profesamos
creer.
Proclamación
Al leer recientemente
el libro el Deseado de Todas las gentes, me encontré esta declaración:
“Como testigos de
Cristo, debemos decir lo que sabemos, lo que nosotros mismos hemos visto, oído
y palpado. Si hemos estado siguiendo a Jesús paso a paso, tendremos algo
oportuno que decir acerca de la manera en que nos ha conducido. Podemos
explicar cómo hemos probado su promesa y la hemos hallado veraz. Podemos dar
testimonio de lo que hemos conocido acerca de la gracia de Cristo. Este es el
testimonio que nuestro Señor pide y por falta del cual el mundo perece.” [3]
En síntesis testificar
es compartir la experiencia personal que tuvimos con Dios –para animar a otros a aceptar a Cristo-. Ser un testigo puede ser muy espontáneo, ya que la oportunidad de compartir a Jesús puede surgir en cualquier lugar y momento. Por eso, debemos estar alertas para poder compartir nuestro conocimiento y experiencia. En palabras de Philip Samman: “La testificación efectiva y verdadera no es realizada mediante planes sofisticados, sino mediante personas vacías del Yo y llenos de Cristo".[4]
Es necesario decir sin embargo, que el testimonio “no verbal” tiene un lugar importante, pero no debemos confundirnos y pensar que ya hemos cumplido.Tampoco hay que engñarnos pensando que solo nuestro testimonio personal es suficiente. Esto porque el testimonio personal, es un hecho subjetivo (y muchos lo aceptaran por que es relativo), pero el testimonio objetivo, el Evangelio, es que acepten a Jesús como su Señor y Salvador personal.
Es necesario decir sin embargo, que el testimonio “no verbal” tiene un lugar importante, pero no debemos confundirnos y pensar que ya hemos cumplido.Tampoco hay que engñarnos pensando que solo nuestro testimonio personal es suficiente. Esto porque el testimonio personal, es un hecho subjetivo (y muchos lo aceptaran por que es relativo), pero el testimonio objetivo, el Evangelio, es que acepten a Jesús como su Señor y Salvador personal.
De ahí (volviendo a la cita del libro Deseado de Todas las gentes) en la última línea del
pensamiento, se puede entender que por
falta de un “testimonio” tal el mundo
perece.
Conclusión:
El acto de testificación no se circunscribe a los no creyentes; en muchas ocasiones somos los propios creyentes, quienes necesitamos fortalecernos con el testimonio de nuestros iguales. Por lo tanto en la hora del servicio, sea sincero, breve y muy conciso de lo que Dios ha hecho en su vida; esto será una experiencia vigorizante y animadora.
Vidas coherentes con el evangelio, son el medio más poderoso de testificación. La testificación es el acto de compartir algo que tenemos, es el resultado de darnos a nosotros mismos.
Vidas coherentes con el evangelio, son el medio más poderoso de testificación. La testificación es el acto de compartir algo que tenemos, es el resultado de darnos a nosotros mismos.
[1] Norma Pease Y adoradle Asociasion Publicadora Interamericana, pag25
[2] Diccionario Strong, ver. testificacion y proclamación.
[3] Elena G. de White, Deseado de Todas las Gentes, Asociasion Publicadora Interamericana, Miami Fl,1995, 307.
[4] Philip G. Samaan. El Método de Cristo para Testificar: El delicado arte de relacionarse con la gente y llegar a ella mediante el Testimonio personal,
[2] Diccionario Strong, ver. testificacion y proclamación.
[3] Elena G. de White, Deseado de Todas las Gentes, Asociasion Publicadora Interamericana, Miami Fl,1995, 307.
[4] Philip G. Samaan. El Método de Cristo para Testificar: El delicado arte de relacionarse con la gente y llegar a ella mediante el Testimonio personal,
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